¿De cuando a acá entendimos que la música cristiana es para competir entre nosotros?
¿De dónde sacamos la peregrina idea de nominarnos y premiarnos -o, peor aún, aceptar la nominación y el premio del mundo- por cantar para Dios?
¿Será simplemente que, como parece, ninguno de los nominados y premiados realmente está haciendo su trabajo para el Señor sino para su propia fama, gloria, aplauso y reconocimiento?
Y ¿se agradará Dios en ello?
Gál 1:10 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Fragmento del mensaje “Honrando o deshonrando el ministerio”, del Congreso El Desafío del Ministerio 2010 en Estados Unidos: Crisis de integridad en la iglesia de hoy, efectuado en Casa de Oración Mundo de Fe en Fontana, California, del 18 al 20 de Marzo de 2010. Escuche o descargue las siete conferencias de este Congreso pulsando aquí.
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